El presidente Manuel Odría instauró el Día del Maestro de forma oficial. Se eligió este día porque en 1822, en
una fecha similar, José de San Martín fundó la Escuela Normal de Varones en el país. Recordemos en antes sólo
los hombres tenían derecho a recibir instrucción. El primer sistema de educación instalado en el Perú fue el
lancasteriano, y la persona encargada de desarrollarlo fue el escocés Diego Thomson,
quien también fue el primer director de la Escuela Normal de Varones. De
acuerdo a este sistema, los alumnos más avanzados se convertían en monitores y
contribuían a la mejor formación de sus condiscípulos. Casi siglo y medio
después el presidente Manuel A. Odría instauró el 6 de julio el Día del Maestro
para conmemorar este hito histórico en la educación de nuestro país. Desde
entonces cada 6 de julio, desde 1953, los peruanos celebramos el
día maestro
rindiendo un merecido homenaje por el noble trabajo que
realizan en cada rincón de nuestro país. Esta fecha
se ha convertido en una jornada trascendental del calendario cívico escolar
pues permite reconocer a toda persona que realiza esta noble labor. Cabe recordar que el Día del Maestro se celebra en fechas diferentes en la
región. En Argentina, por ejemplo, es el 11 de setiembre;
en Chile, el 16 de octubre; en Bolivia, el 6 de junio; y en Colombia, el
15 de mayo.
El sistema de educación el lancasteriano
Se utilizaba una nueva técnica
pedagógica por la cual los alumnos más avanzados enseñaban a sus compañeros.
Un
solo maestro podía enseñar de 200 hasta 10000 alumnos, con los que bajaba el
costo de la educación.
Los alumnos eran divididos en
pequeños grupos de 10; cada grupo recibía la
instrucción de un monitor o instructor,
que era un niño de más edad, y más capacidad, previamente preparado por el
director de la escuela.
Las asignaturas que se impartían
eran: escritura, lectura, aritmética y además se les enseñaba doctrina
Cristiana.
Desde la entrada del niño a la
escuela hasta su salida por la tarde, sus actividades estaban controladas por
una serie de requisitos, ordenes, premios y castigos.
En las escuelas era común que las
ventanas estuvieran rotas y tapadas con bastidores de madera.
Algunas escuelas tenían baño, que
consistía de un cajón, pero la mayor parte optaba por dejar a los niños salir a
la calle provocando quejas de las autoridades municipales.
En las paredes había un Santo Cristo
de madera y alrededor del cuarto se suspendían grandes carteles para la
enseñanza de la lectura y la aritmética.
Un
día común en una escuela Lancasteriana era de 6 o 7 horas de clase, con un
descanso de dos horas al medio día para comer en casa.
Al
entrar a la escuela en la mañana, el niño se formaba en línea con sus
compañeros de clase para la inspección de: cara, manos y uñas, su ropa debía
estar limpia, sus zapatos o pies sin lodo.
Para
escribir se usaban pluma de ave que habían sido cortadas y preparadas por el
director de la escuela. La tinta se hacía de huizache y caparrosa y costaban un
real cada cuartilla (equivalente a 4.033 Litros). El papel generalmente era de
un tipo llamado de Holanda o a veces era de maguey.
Los
utensilios de enseñanza presentaban un gasto fuerte, ya que equivalían a una
tercera parte del presupuesto mensual de 8 pesos destinados a los utensilios
(arena, pizarrines y plumas).
Divisas
de mérito y castigo, unas tarjetas o planchuelas de madera que el director
colgaba con una cuerda al cuello del niño.
Horario
de la mayor parte de las escuelas era de 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 5:00 o sea 7
horas de clases.
Generalmente
el mayor número de niños asistía en las mañanas no en las tardes, el 80% de los
alumnos tenían entre 6 y 10 años, aunque algunos solo tenían 4 años y otros 14
años.
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