El nombre de San Ramón
En 1826, con la supresión de los conventos de Cajamarca: la
Recoleta, la Merced y Belén, por Simón Bolívar; se produjo la coyuntura
necesaria para alcanzar tal objetivo.
El lapso comprendido entre 1826 y 1828
puede considerarse como la segunda y definitiva etapa para su establecimiento.
Este período se define por dos gestiones.
La primera de la Municipalidad de
Cajamarca, a través de un memorial, “haciéndose eco el sentir de la
ciudadanía”, el 12 de agosto de 1828, pedía al Supremo Gobierno el establecimiento
de ciertos gravámenes, para fundar y sostener un “Colegio de Instrucción
Media”.
Y la segunda, que corresponde a la gestión parlamentaria del diputado
por Cajamarca al Congreso Constituyente, Juan Antonio Torres, que culminó con
la promulgación de la Ley del 11 de noviembre de 1829, que “destinaba
para el Colegio de la ciudad de Cajamarca el convento supreso de la recolección
franciscana con todas sus fábricas, derechos e iglesias, y adjudicábase a la
vez las rentas de los demás conventos supresos”
Pese a que la Ley de 11 de Noviembre de 1829 disponía el
establecimiento inmediato del Colegio de Cajamarca, su instalación sólo fue
posible dos años después, debido en gran parte a la presión ciudadana y al
interés desplegado por el Municipio de Cajamarca, presidido por su Alcalde
Manuel de Castañeda y Hoyos (1830-1831).
Su apertura, con el nombre de Colegio Central de Artes y
Ciencias, se efectuó el 8 de septiembre de 1831, en virtud del Decreto Supremo
de 17 de junio del mismo año.
En su inicio el Colegio tuvo un nivel universitario donde se
enseñó Derecho, Filosofía, Latín, Matemática; el colegio era dirigido por un
rector y los profesores eran catedráticos.
El nombre de San Ramón
Cajamarca pertenecía al departamento de Trujillo. La
revolución del 3 de enero de 1854 fue un movimiento político y social
encabezado por: Toribio Casanova, Juan Antonio Egusquiza y Pedro Villanueva,
quienes en gesta popular convirtieron a Cajamarca en departamento, hecho
refrendado por Ramón Castilla con D.S. el 11 de febrero de 1855.
Como consecuencia del Movimiento popular del 3 de enero de
1854 el Colegio interrumpió sus labores, por orden del Gobierno, pues quien
había enarbolado el movimiento Don Toribio Casanova, era Director del Colegio.
Reabriendo sus aulas en de 1856, con el nombre de Colegio “San Ramón” en
homenaje y gratitud al Mariscal Ramón Castilla – Presidente del Perú – que
refrendó su reapertura. Tomando como Santo de advocación a San Ramón Nonato,
cuyo nombre se conjugo con el nombre del Presidente de la República.
El local del colegio
El local de la Recoleta fue construido por los recoletos de
la Orden Franciscana, quienes inician las gestiones para su construcción en
1650.
El 14 de enero de 1668 autorizan desde España su
construcción.
En 1671 concluye la construcción de la iglesia
En 1678 concluye la construcción del convento
En 1826 Simón Bolívar suprime los conventos en Cajamarca.
En 1831 Se instala el Colegio de Artes y Ciencias en el
local la Recoleta.
San Ramón y la Guerra con Chile
Después de ocupar Lima y gran parte del país el ejército
Chileno llega a Cajamarca en 1882, anunciando el epílogo de la infausta guerra
con Chile iniciada en 1879, Pierola había abandonado Lima y se refugiaba en el
interior dejando su casco prusiano, es en ese momento cuando sobresale la
figura del Taita Andrés Avelino Cáceres, que traslada el alma nacional hacia la
sierra, iniciando la epopeya de la Breña suscrita con heróicas acciones de
Marcavalle, Pucará, Concepción, San Jerónimo y otras que se impusieron a los fusiles
chilenos. San Pablo estuvo dentro de ese contexto y San Ramón fue su espíritu.
La población Cajamarquina vivía un fervor patriótico, por lo
que muchos se alistaban en sus filas para expulsar al enemigo, conformándose la
columna de honor comandada por el coronel Eudocio Ravínes. Mientras en la
ciudad se vivía esto, en las aulas del Colegio San Ramón el 8 de julio de 1882
en el transcurso de la primera hora de clase, había circulado entre los alumnos
del Colegio una Proclama. Proclama que fue leída en el centro del patio por
Gregorio Pita subido en la pileta.
“¡ALUMNOS DE SAN RAMÓN LA PATRIA ESTÁ INVADIDA, LA PLANTA DE
LOS CHILENOS HA HOLLADO EL SUELO DE CAJAMARCA; NUESTRA BANDERA NECESITA
DEFENSORES, CORRAMOS A LA GUERRA… A DEFENDER LA TUMBA DE NUESTROS PADRES, LA
SANTIDAD DE NUESTROS HOGARES, LA HONRA DE NUESTRA PATRIA!”
Después de leída añadió con resolución y valor “Todo se
puede me voy a la guerra y juro defender mi patria hasta morir por ella”. Se
acercaron José Manuel Quiroz y Enrique Villanueva y con los brazos en alto
gritaron ¡juramos!
Estos son los héroes Sanramoninos ¡Los tres colegiales del
juramento!.
El fervor era indescriptible; el Rector cerró el colegio y
profesores y alumnos se enrolaron en la columna de honor y el 11 de julio
partieron a San Pablo, entre ellos Pita de 20 años, Quiroz de 15 años y
Villanueva de 19 años, partieron rumbo a la guerra para llegar puntuales a la
cita con la muerte y el 13 de julio en la Batalle de San Pablo sus cuerpos
cayeron por las balas chilenas, pero su espíritu vive con nosotros junto a más
de 250 cajamarquinos que llenaron de gloria las páginas de la historia. Junto a
ellos murió también Néstor Batanares de sólo 14 años. A todos ellos reiteramos
nuestra gratitud eterna.
Como represalia el ejército chileno incendió el colegio con
parte de sus bienes, parte de los mismos fueron con el tiempo puestos a buen
recaudo –en los vecinos-. El colegio no brindó sus servicios cerca de seis
años, reabriendo sus aulas en 1889.
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